Imágenes que intentan atrapar gestos, pequeños movimientos, sus velocidades, las formas que dibujan en un mínimo instante. La fotografía de Esteban Bravo nos propone una nueva mirada sobre el mundo cotidiano de los castellers.

La muestra presta atención especial a sus ensayos, a esas prácticas semanales en las que se produce –maravillosamente– ese encuentro entre generaciones que rehace una práctica social antiquísima.

Sin ambiciones totalizadoras, el artista se adentra en esa magia de la prueba, mil veces repetida, recoge esos momentos de miradas concentradas, brazos firmes y espaldas erguidas; pero le interesan mucho más esos otros, los de la distracción, esos en los que se deshace lo planeado.

Su mirada está anclada en esas dimensiones de lo real en las que el trabajo de creación colectiva expresa su enorme potencia: reunir a niños, niñas y adultos en un espacio-tiempo compartido para crear, para transformar prácticas sociales que hablan de una identidad en común, de una historia.

Bravo no nos muestra resultados ni formas últimas. No le interesan. Son esos fragmentos de juegos cotidianos los que adquieren a través de su mirada una visibilidad ampliada, nuevas significaciones.

La suya es una fotografía a contrapelo, porque reconstruye prácticas históricas mirando el fragmento, el resto. Propone al visitante múltiples lecturas posibles del acontecimiento. No impone su visión, simplemente, ensaya su manera de mirar. Tal como propuso el filósofo alemán Walter Benjamin hace setenta años, la tarea del historiador sería fijar su atención en esos pequeños momentos que pueden darnos una comprensión profunda, multidimensional, de lo real. Y bien, esta muestra da cuenta de esto.

Cual historiador de las imágenes, Bravo construye una forma para la memoria colectiva. Su fotografía nos interpela, nos propone un intercambio o más bien, un diálogo. Al ir a su encuentro ¿Qué nos despierta? ¿Qué recovecos de la propia infancia, por ejemplo, reaparecen? ¿A qué otras imagenes se ligan estos recuerdos? Va a cada uno y cada una ensayar su propio recorrido.

Jimena Márquez
Lic. Cs. de la Comunicación